04/01/13

El amor...

Estaba meditando en este pasaje bíblico que ya había leído muchas veces. Siempre pensando en el amor hacia nuestra pareja, hacia nuestros seres queridos, familiares, e incluso amigos.

1 Corinthians 13:4, 5 
"El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido ;"

Pero en esta ocasión el Espíritu Santo me hace reflexionar cuando me pregunta:

¿Es así tu amor hacia las almas?, ¿cómo es posible que no hayas pensado en el amor hacia las almas?, se supone que es lo más importante para tí. ¿Verdad?

Tenemos que ser pacientes, la mayoría de las veces, parece que todo el esfuerzo y la dedicación empleada en esa persona a la que quieres llevar a liberarse, convertirse nacer de nuevo y recibir el bautismo con el Espíritu Santo, no avanza, parece que el tiempo pasa y ella no pone el interés que necesitamos, viene aquel pensamiento, " este no quiere nada con Dios". Es en estos momentos que el amor por las almas nos hace ser PACIENTES, no desistir de ganar esta alma.

Es bondadoso, en el diccionario lo define como una persona de carácter sereno y apacible, vea como atraer a las personas para que ellas estén confortables a nuestro lado, transmitiendo serenidad y paz.

Si queremos llevar las almas a tener el carácter de Dios tenemos que dar ejemplo y si halla en nosotros síntomas de envidia y de ser jactancioso, quiere decir aquella persona que se cree mejor que los demás, como decimos en España chulo, actúa con chulería. De esta manera nunca podremos conducir las almas hasta Dios.

No podemos ser arrogantes, gente de nariz empinada, porque esta actitud hace que las personas se alejen de nosotros, la gente está con sus ojos puestos en nuestro proceder, que tiene que ser con decoro, respeto, poniendo a los demás antes que a nosotros mismos, sacrificando nuestra voluntad para salvar esa alma perdida.

A pesar de las decepciones que sufrimos y sufriremos, no nos irritaremos con los errores cometidos por otros, sino que insistiremos dándoles otra oportunidad.
Y lo más duro es que cuando nos sintamos traicionados por aquella persona a la que hemos dedicado tanto amor, dedicación y tiempo, no tengamos en cuenta el mal recibido y si regresa a pedir ayuda nuevamente, estemos allí preparados para tenderle la mano otra vez y repetir el sacrificio y dedicación, preguntarnos: ¿en qué me equivoqué, con esta persona?, quiero hacerlo bién y ganar su alma...

Un fuerte abrazo...
Centro De Ayuda de Israel - IURD

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